Cairo e as Pirâmides


[Texto em espanhol ou inglês]
Es difícil comenzar a comprender una ciudad como El Cairo con una visita corta de un par de días. Sin embargo, si te aventuras a caminar sin demasiado rumbo por sus calles, a tomar un taxi o a sentarte para tomar un te en cualquier bar de una calle estrecha puedes captar un poco del alma de esta ciudad caótica, apabullante y maravillosa. Esta no es una historia de El Cairo, no trataremos de hacer ni tan siquiera una descripción mínimamente completa de la ciudad. Es solo una pequeña deriva mental alrededor de las experiencias, emociones y temores que Karla y yo tuvimos durante nuestra visita a El Cairo.

Día 0

La llegada a un aeropuerto desconocido de una cuidad desconocida en plena noche es siempre una experiencia estrenaste. Pero en este caso el aspecto moderno de la terminal provocó posiblemente un efecto balsámico en nuestras mentes, especialmente cuando llegas desde Khartoum en Sudán (y más aún si tienes la oportunidad de ver allí una fila de pasajeros, todos hombres, que volaban a Teheran). En cualquier caso a la llegada a este aeropuerto debes caminar entre una multitud de conductores de taxis (y de intermediarios). No hay reglas salvo quizás que 100 libras egipcias es el máximo por una carrera hasta el centro de la ciudad. Tuvimos la fortuna de encontrarnos con Mustafa: buen precio, buenos coches y buen servicio.

Nos alojamos en la Pensión Roma cerca de la Plaza de Tharir. Un hotel viejo y de estilo colonial que es correcto para dormir, desayunar, descansar … excepto si eres alguien que desea permitirse el lujo de una ducha de agua caliente por la mañana. La primera noche cenamos en Gad; más tarde descubrimos que este restaurante es una especie de cadena de comida rápida oriental. Probablemente debido en parte a que no teníamos experiencia previa, la comida y los zumos nos parecieron muy buenos, más cercanos a lo que esperarías de un buen restaurante que a una hamburguesería.

Día 1


La primera mañana caminamos hasta la Plaza de Tharir para tener una primera impresión de este lugar emblemático. La plaza es enorme y una parte, donde se localiza el Museo Egipcio, está ocupada por las obras del nuevo museo y de un lujoso hotel. La otra parte es el lugar donde permanece un gran campamento como símbolo de la “revolución egipcia”. Una pareja de chicos, probablemente policías, controlaban la entrada y pedían identificación. Aparentemente nadie tenía problemas para acceder al lugar. Caminamos por un campamento lleno de gente tranquila que conversaban o trataban de vender todo tipo de productos (desde pegatinas hasta pequeños cuadernos). La mayor parte eran jóvenes con ropa moderna; prácticamente no se veían velos (pero también muy pocas mujeres).

Después de esta breve visita iniciamos nuestro viaje hacia las Pirámides. Fue sorprendente descubrir que se encuentran muy cerca del área metropolitana. En realidad parece que los suburbios próximos quieren engullir el desierto donde se asientan las tres grandes Pirámides y la Esfinge. Nuestro taxista Ibrahim nos acompañó durante toda la visita lo cual es una buena idea dado que la diferencia de precio es pequeña y el se encarga de aguantar a la multitud que se acerca a los coches tratando de vender cualquier servicio imaginable (e innecesario).

Casi no había autobuses turísticos y solo unos pocos cairotas, que disfrutaban de su sábado, estaban esa mañana visitando este “parque temático”. Tras la entrada a la zona cerrada, algunas personas, incluyendo policías, continuaban ofreciendo “servicios” o pidiendo dinero, pero eran en general muy tranquilos y amables. El tiempo estaba frío para lo normal en ese lugar, probablemente menos de 20ºC, lo que ayudó a que nuestra larga caminata alrededor de las pirámides fuese una experiencia increíble. Mucha gente prefiere hacer la visita en coche o alquilando un caballo o un camello, pero caminar es la mejor opción para sentirme el desierto y la escala de estos símbolos de la antigua civilización egipcia. Cerca de la Pirámide de Giza un edificio moderno acoge la reconstrucción de un barco del Nilo que se encontró desmantelado cerca de la tumba de Keops. La visita al barco permite observar el paisaje desde una posición elevada; la atmósfera dentro de este edificio de cristal es especial y es muy recomendable permanecer un rato inmóvil y en silencio observando el desierto. Por supuesto, puedes dedicar unos minutos también al barco de madera de cedro e imaginar el número de remeros que se necesitarían para mover este artefacto por el Nilo (aunque probablemente el único destino de esta nave fuese ser utilizado por el faraón tras su muerte).

Decidimos pasar casi todo nuestro tiempo disponible en el exterior, admirando el paisaje. Es posible entrar en una de las pirámides, una mala idea para tus rodillas pero una buena opción si eres algo así como un friki de la arqueología. Llegamos a la Esfinge, que se localiza en la parte inferior del parque, demasiado tarde para visitarla o tan siquiera para poder observar sus detalles pero en el momento justo en que el sol se ponía desapareciendo detrás de esta extraña escultura.

Después de un día en las Pirámides decidimos visitar por la noche el principal mercado callejero de El Cairo. Khad Al Khalili es un barrio enorme y laberíntico cruzado por algunas avenidas con autopistas en varios niveles. Es difícil describir este lugar: masas de gente moviéndose en todas las direcciones posibles, mujeres con burkas, jóvenes con vaqueros y cazadoras de aviador, árabes a la vieja usanza con chillabas … y cuatro occidentales tratando de navegar este océano de gente. La mayor parte de las calles son muy estrechas, aunque increíblemente permiten que se instalen tiendas en el exterior en ambos lados, que los motoristas e incluso, ocasionalmente, pequeñas camionetas circulen, y que la gente transporte grandes cajas y fardos con sus productos. El mercado se organiza temáticamente y te puedes mover del área de ropa a la de alimentación, artesanía, flores y plantas artificiales o electrónica, por poner solo algunos ejemplos, en una sucesión de cambios graduales y de explosiones de color. Una de las experiencias más impactantes para nosotros fue observar a mujeres que vestían con estrictos velos y largos vestidos y a la vez admiraban vestidos y ropa interior sexy. Probablemente esta área la parte mayor y más popular del mercado. Dentro de este caos organizado es fácil sentirse perdido, pero también es fácil regresar a una de las calles principales cruzada por autopistas elevadas y regresar a nuestra ruta. El problema ocurre cuando, al tratar de salir, entras más y más en el interior del barrio, donde las tiendas empiezan a desaparecer y la luz declina.

Después de la visita, decidimos dar un cambio radical para cenar en el moderno barrio de Zamalek. Fuimos a La Bodega, un bonito restaurante situado en la primera planta de una de las principales calles de la ciudad, pero nos defraudó un poco descubrir que las dos salas estaban especializadas en … cocía francesa e italiana. No había nada malo en esto, la comida era buena y el servicio excelente, pero fuimos demasiado ingenuos al pensar que íbamos a descubrir nuevas especialidades egipcias. Después de la cena encontramos algunos bares y pubs donde beber unos pocos tipos de cocktail. Está claro que un país árabe (aunque algunos egipcios seguramente discutirían la naturaleza árabe de su país) no es el mejor lugar para explorar bebidas alcohólicas sofisticadas.

Día 2

En nuestro segundo y último día en El Cairo teníamos un par de objetivos fáciles: una visita al Museo Egipcio y una caminata, y probablemente una comida, a las orillas del Nilo. Karla y yo hicimos una visita rápida al Museo, un viejo edificio lelo de esculturas, momias y toda clase de objetos e información acerca de la historia de Egipto. La colección va a ser trasladada a un nuevo edificio próximamente y probablemente se mejorará la experiencia educativa. Sin embargo la visita a un museo decimonónico lleno de piezas, muchas de ellas solo identificadas con un número o sin ningún tipo de etiqueta es genial. Si quieres comprender y aprender acerca de la historia y el arte de Egipto deberías pasarte algunos días dentro del edificio. Pero en cualquier caso mi consejo personal es dedicar un par de horas caminando por las diferentes salas solo admirando el “paisaje” y la gente, la apariencia caótica de la ordenación de los objetos, las dimensiones de las esculturas y las salas, la gente moviéndose alrededor de las piezas más populares … Probablemente nadie estará de acuerdo pero para mi éste y el Museo de Historia Natural de Dublín me provocaron sensaciones similares.

Tras el Museo, caminamos hasta el Nilo cruzando uno de los puentes que nos permitió descubrir otro paisaje urbano, uno de edificios grandes (y feos) que mostraba toda la plenitud de una megalópolis. La ribera del Nilo está colonizada por barcos viejos y grandes convertidos en restaurantes y discotecas. Algunos eran demasiado impersonales, casi vacíos. Pero tuvimos la fortuna de descubrir uno con algunos clientes y un buen menú de comidas orientales.

En las últimas horas de día regresamos a Khad al Khalili para comprar algunos regalos. Esta vez explotamos otra parte del barrio, la más turística. Todo parecía más ordenado y limpio. En esta parte descubrimos algunos bares muy interesantes donde tomar café y te. De hecho, nos causó una profunda sensación tomar te en una terraza de una plaza mientas escuchábamos leer el Corán en una mezquita cercana.

Después de conocer “El Cairo esencial” para una visita de dos días, nos sentíamos libres para empezar lo que probablemente podría ser la verdadera visita. En esta ocasión tuvimos la fortuna de que una amiga de Karla de Santa Maria había estudiado cine en Italia algunos años antes con una egipcio, Tamer, que ahora vive en El Cairo. Nos invitó a su casa en Zamalek, muy cerca del restaurante de la noche anterior. Estuvimos casi dos horas en un taxi increíblemente kitsch para lograr cruzar la ciudad y llegar a un apartamento donde Tamer nos regaló una gran conversación acerca de la vida, historia y política egipcias. Además de cineasta, Tamer está especializado en literatura y nos ofreció un increíble viaje mental por El Cairo y sus rincones a través de los libros de Naguib Mahfouz. De hecho visitamos un par de librerías para conseguir las versiones inglesas de los libros que nos recomendó como puntos de partida para sumergirse en la literatura de Mahfouz y, de este modo, en la vida y cultura callejera de El Cairo. Pero además Tamer nos dio otros dos regalos: probar los mejores helados de la ciudad (especialmente el de sabor a dátiles, muy exótico para nosotros) y la recomendación de un verdadero restaurante egipcio cercano a su casa, el Abou el-Sid. Disfrutamos de una típica Molokheya y de un lugar agradable y lleno de gente que cenaba.

Los días cairotas terminaban y nuestra última experiencia fue muy temprano a la mañana siguiente cuando tomamos un taxi que nos llevó rápidamente al aeropuerto. La ciudad se despertaba y el tráfico estaba tranquilo para los estándares de El Cairo, o sea congestionado desde nuestra perspectiva. En ese trayecto pensamos que esta ciudad merece una visita más larga. Y si te gustan los lugares locos y multitudinarios, las megalópolis de más de 20 millones de habitantes, la diversidad y la vida callejera, como es mi caso, un lugar para ser feliz durante al menos algunos meses. Pero este podría ser otra historia en un futuro hipotético…

[Texto: Juan Freire/Fotos: Karla Brunet]

Leave a reply

Este site utiliza o Akismet para reduzir spam. Fica a saber como são processados os dados dos comentários.